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¿Qué es la Terapia Intensiva? También llamada Medicina Crítica, o Medicina Intensiva

Las Unidades de Terapia Intensiva (UTIs), o áreas de Cuidados Críticos (CC), son lugares dentro de un hospital, o clínica, o sanatorio, en los que se tratan pacientes con enfermedades que amenazan la vida. Estos pacientes gravemente enfermos necesitan no sólo tratamientos adecuados, sino monitoreo (“vigilancia”) continuo y soporte constante, por medio de equipos y medicamentos (los médicos frecuentemente usan la palabra “drogas”, que es lo mismo)que mantenganlas funciones del organismo.

En las UTIs trabajan una gran cantidad de médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud, muy entrenados en cuidar a estos pacientes, que son los más graves entre los internados en ese hospital.

Cuando un paciente ingresa a la sala de Terapia Intensiva se genera un tiempo de gran preocupación y estrés para él/ella, sus familiares y sus amigos. Es importante saber qué es lo que se puede encontrar y esperar en esa situación.

¿Qué es un/una médico/a intensivista?

En la Argentina, los médicos/as especialistas en Terapia Intensiva, o intensivistas, son los que se han formado y entrenado para dirigir el cuidado y el tratamiento de los pacientes más gravemente enfermos, o que han sufrido grandes traumatismos o accidentes, sean adultos o niños. Los médicos intensivistas se encuentran a cargo, mayoritariamente, de las UTIs, y su objetivo es asegurar el cuidado de máxima calidad en los pacientes que presentan enfermedades que amenazan sus vidas.

Cuando un paciente ingrese a una UTI, será manejado por un EQUIPO experto en Terapia Intensiva, conformado esencialmente por los médicos/as intensivistas y los enfermeros/as; juntos, son quienes poseen la visión más completa y actualizada del paciente. En una sección más adelante, detallaremos los otros posibles integrantes de este complejo equipo de salud (ver. II El Equipo de Salud de la UTI).

Si lo considerasen necesario, los médicos intensivistas a cargo de un paciente podrán consultar al profesional o al equipo que originalmente derivó al paciente a la UTI, o a otros especialistas, que en opinión de médico/a intensivista podrían aportar para el tratamiento y recuperación del paciente.

¿Cuáles son las enfermedades que más frecuentemente llevan al ingreso a la Unidad de Terapia Intensiva? (UTI)?

Los ejemplos más frecuentes de enfermedades críticas que llevan a ser admitidos a una UTI son: los accidentes cerebrovasculares, las complicaciones de la cirugía, la neumonía, los ataques cardíacos, los traumatismos importantes como los que ocurren por accidentes de tránsito, las caídas desde alturas, las quemaduras extensas, las heridas por armas de fuego, los accidentes industriales, los episodios de violencia, envenenamientos, y otros. Los pacientes a los que se les practican grandes cirugías también pueden ingresar a las Unidades de Terapia Intensiva (UTI) para monitorear (que significa “vigilar constantemente”) la aparición de complicaciones, detectándolas y tratándolas lo más precozmente posible.

Los pacientes con enfermedades críticas suelen presentar la falla, o mal funcionamiento, de uno o más de sus órganos o sistemas orgánicos, como corazón, pulmones o riñones.

Es IMPORTANTE mencionar que las fallas orgánicas pueden llevar a los pacientes a la UTI; pero también pueden aparecer con el paciente ya internado en la UTI por otra enfermedad. En estos casos, la condición clínica del paciente puede agravarse, o la internación prolongarse.

Las fallas orgánicas suelen expresarse con los siguientes términos, y un mismo paciente puede presentar más de una a la vez:

El SHOCK puede ocurrir cuando los órganos del cuerpo no reciben sangre, y por lo tanto, el oxigeno que ella transporta, con la presión suficiente como para funcionar normalmente. Hay varios tipos de shock; los más frecuentes son:

Shock hipovolémico: causado por una hemorragia muy importante, o una deshidratación muy grave.
Shock cardiogénico: cuando falla el corazón como bomba impulsora de la sangre.
Shock séptico: cuando una infección es muy grave, y causa fallos de distintos órganos.Cualquier tipo de shock, si no responde al tratamiento, puede causar el fallo de los órganos del cuerpo.

La INSUFICIENCIA RESPIRATORIA se presenta cuando los pulmones no cumplen con su función, que es hacer ingresar el oxigeno al organismo, y eliminar el anhídrido carbónico. La falla respiratoria puede ser de leve a grave.
Las causas más frecuentes de insuficiencia respiratoria que ingresan en la UTI son la neumonía, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (“EPOC”; muchas veces estadío final del compromiso de los pulmones en los fumadores, o en los asmáticos), la falla cardiaca, y otras.
La causa más grave de insuficiencia respiratoria, que suele desarrollarse en pocas horas, es conocida como Injuria Pulmonar Aguda, y en los casos más graves, como síndrome de distrés respiratorio agudo (o por su sigla en inglés, “ARDS, acute respiratory distress syndrome”). El distrés respiratorio puede aparecer por distintas enfermedades: una neumonía grave, o la aspiración, o pasaje del contenido del estómago a los pulmones; o por un traumatismo (golpe) a los propios pulmones, o por traumatismos importantes en todo el organismo, como ocurre luego de accidentes graves (se denomina “politraumatismo”); o luego de enfermedades muy graves, como ocurre en algunos casos de pancreatitis, o por otras causas.En estos casos se requiere habitualmente la utilización de un respirador (o ventilador mecánico, que es lo mismo), para suplantar la función que los pulmones no pueden llevar a cabo.

Las INFECCIONES son causas habituales de ingreso a la UTI, pero también pueden aparecer durante la misma internación en la UTI. La enfermedad que llevó a un paciente a la UTI puede debilitarlo, y disminuir la capacidad de defensa del organismo contra las infecciones. Los dispositivos que se utilizan en los pacientes internados en la UTI, como tubos endotraqueales, y distintos tipos de catéteres y sondas (que describiremos en las próximas secciones), son esenciales para mantener las funciones vitales, pero pueden, secundariamente, favorecer la aparición de infecciones. Y, finalmente, las UTIs son ambientes en los que los gérmenes resistentes suelen proliferar, debido a la gravedad de los pacientes y a la frecuente necesidad de utilización de antibióticos.
Por todas estas razones (propias del paciente, de los dispositivos que se utilizan, y del medio ambiente), las infecciones son muy frecuentes en los pacientes críticos.

LA SEPSIS, SEPSIS SEVERA, SINDROME DE DISFUNCIÓN ORGANICA MÚLTIPLE, Y EL SHOCK SEPTICO. Cuando un paciente presenta una infección grave que causa un gran estado de inflamación, se denomina sepsis o síndrome séptico. En esta situación, los pacientes suelen presentar fiebre, respirar rápido, y presentar otros signos que su médico le comentará. Si la sepsis se hace tan importante que causa que por lo menos un órgano funcione mal (por ejemplo, los pulmones), se llama sepsis severa. Cuando es necesario agregar medicamentos que mantienen la presión arterial, el cuadro se llama shock séptico.
La sepsis, la sepsis severa, pueden provocar que diferentes órganos comiencen a funcionar mal: por ejemplo, a la falla pulmonar se agrega la del corazón, luego de los riñones, el hígado, la sangre, el intestino, y el cerebro (en este orden, o en cualquier otro). Este cuadro se llama SÍNDROME DE DISFUNCIÓN ORGÁNICA MÚLTIPLE; es muy grave, con pocas posibilidades de sobrevida cuando distintos órganos comienzan a fallar en forma progresiva

La INSUFICIENCIA RENAL La función de los riñones es eliminar agua y toxinas. En los pacientes críticos, estas funciones se frecuentemente afectan, ya que los riñones son muy sensibles a cualquier mecanismo de daño.
Las formas graves de insuficiencia renal pueden requerir de diálisis, que es un procedimiento en el que un paciente es conectado a una máquina que efectúa las funciones del riñón: elimina el agua y las toxinas que no han podido ser excretadas.

La HEMORRAGIA DIGESTIVA. Los pacientes críticos con frecuencia desarrollan úlceras en el estómago o en el duodeno. Las úlceras son como lastimaduras, o pequeñas heridas, por las que pueden aparecer sangrado (hemorragias) importantes, que son visibles en la material fecal (en este caso la sangre ha sido digerida y se la ve negra, lo que se llama “melena”, o saliendo por la sonda nasogástrica (en este caso suele verse roja intensa).
Los pacientes internados en la UTI reciben medicamentos para prevenir las úlceras; pero, aun así, igualmente a veces aparecen, y pueden requerir transfusiones, otras intervenciones, y hasta una cirugía.

La TROMBOSIS VENOSA PROFUNDA. Los pacientes críticos presentan riesgo de desarrollar coágulos en las venas, en general de las piernas, y en el pulmón.
Si bien la mayoría de los pacientes internados en la UTI reciben medicamentos, o se les colocan aparatos especiales, como botas que comprimen y descomprimen las piernas, para evitar que se formen estos coágulos, aún así pueden formarse, y requerir distintos tipos de tratamientos.

Las ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO. Una gran variedad de enfermedades del cerebro generan la internación en la UTI: traumatismos de cráneo, ataques cerebrales, hemorragias (dentro del cerebro), infecciones (por ejemplo la meningitis).
El sistema nervioso también puede afectarse en los pacientes internados en la UTI por otras enfermedades. Así, pueden parecer somnolientos, estuporosos, asustados, excitados, agresivos, con alucinaciones (“viendo cosas que no existen”), o directamente con los ojos cerrados, sin responder a nuestras palabras, ni a ningún otro estímulo. Los pacientes ancianos tiene mucha tendencia a presentar estas alteraciones, agravadas por un medio ambiente extraño para ellos, ruidoso, con luz permanente que hace desaparecer el ciclo día-noche y provoca alteración del sueño. En general, suelen mejorar con la mejoría de la enfermedad, o cuando se van de alta de la UTI.
Sin embargo, hay ocasiones en que es necesario suministrar medicamentos para calmarlos, y pueden llegar hasta a estar contenidos (“atados”) para que no se lastimen a sí mismos, o no se arrojen de la cama, o no se saquen algunos de los muchos tubos que los conectan a maquinas o por los que se le suministran fluidos (“sueros”) o medicamentos.

En otras ocasiones, los pacientes pueden ingresar a la UTI de forma planificada: por ejemplo, luego de algunas CIRUGÍAS (OPERACIONES). Esto dependerá del tipo de cirugía: por ejemplo, si es muy extensa, compleja, o de gran duración, en la mayoría de los casos resulta apropiado que el período de recuperación (“post-operatorio”) transcurra en un ámbito donde se puede tratar intensamente el dolor, u otras complicaciones que pudieran aparecer. Son las cirugías “programadas”. Pero otra gran parte de los pacientes operados que requieren ingreso a la UTI no ha sido por cirugías planificadas, sino que se han efectuado “de emergencia”, debido a deterioro importante y rápido de las condiciones de un paciente.
Otras veces, más que del tipo de cirugía, el ingreso a UTI dependerá de las condiciones previas del paciente: por ejemplo, si presenta otra enfermedad, aparte de la que lo llevó a la cirugía. En estos casos, estas enfermedades “preexistentes” podrían manifestarse, o provocar complicaciones, por ejemplo, enfermedades del corazón, o de los pulmones, u otras. El complejo nivel de monitoreo (“vigilancia”) de las UTIs ayudan a prevenir o a tratar precozmente algunas de estas complicaciones.

Finalmente, es importante remarcar que no todos los pacientes se beneficiarán con el ingreso a la UTI. Hay pacientes con enfermedades, llamadas “terminales”, en los que no hay cura posible. En estos casos, lo mejor es ofrecer una opción de internación fuera de la UTI, en la que se brinde máximo confort, tratando el dolor o la falta de aire, con posibilidad de acompañamiento permanente de sus seres queridos.

Si Ud. tiene dudas, no deje de solicitarle al médico/a intensivista que le suministre más información.

Qué es lo que Ud. podrá observar cuando visita una Unidad de Terapia Intensiva (UTI)

Cnel. Niceto Vega 4617 1414 - CABA Argentina

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