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El alta de la UTI hacia una sala o habitación debe ser un momento de alegría para el paciente y sus seres queridos, ya que significa que su enfermedad ha mejorado de forma significativa. Sin embargo, a veces, puede crear ansiedad y depresión en el grupo familiar, especialmente cuando la internación en la UTI ha sido prolongada. Pacientes y familiares suelen sentir una sensación de abandono. Esto es natural, ya que pasan a salas o habitaciones en las que los niveles de cuidados médicos y de enfermería son menores. 

Recuerde Ud. que, en las habitaciones de internación comunes, o habituales, o “en el piso”, los médicos y enfermeras deben atender a otros pacientes además de a su ser querido, Seguramente habrá “retrasos” a los que Ud. no está acostumbrado; tampoco la enfermería responderá a sus preguntas con el mismo detalle que en la UTI. Es cierto que el cambio en el nivel de cuidados es muy notorio; pero no olvide que un equipo experto en este tipo de pacientes ha evaluado a su ser querido, y ha determinado que es posible su paso a un sector de menor complejidad. 

Aun así, se enfrentará con nuevos problemas, que su médico de cabecera y otros profesionales le ayudarán a enfrentar: las enfermedades críticas suelen producir una gran pérdida de peso, debilidad generalizada, cansancio ante mínimos esfuerzos, e incluso rigidez en las articulaciones. Todo esto dificultará los movimientos, pero, lentamente, estos inconvenientes, en general, serán superados.

En otras ocasiones, los pacientes son dados de alta a centros de rehabilitación o de cuidados respiratorios crónicos. En estos casos, son pacientes que han estado internados durante mucho tiempo en la UTI y que han quedado con secuelas graves, y continúan necesitando cuidados.

La ansiedad, la depresión, y alteraciones en el sueño pueden persistir mucho tiempo, incluso cuando el paciente ya haya regresado a su domicilio. Su médico de cabecera determinará cuándo un apoyo psicológico o psiquiátrico podría ser necesario. En algunos pacientes, la enfermedad que lo llevó a la internación a la UTI puede haber provocado secuelas importantes, (por ejemplo, imposibilidad de mover la mitad del cuerpo, lo que se llama “hemiplejía”). La adaptación a la nueva situación generará angustia adicional.             

Con todo, en ocasiones los pacientes podrían requerir volver a la UTI, pero esto ocurriría en menos del 5% de las ocasiones.

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